LA PERSONALIDAD DE FELIPE II
Felipe II nació en Valladolid en 1527 del seno de Isabel de
Portugal, esposa y prima hermana de Carlos I, hijo de Juana la loca. Felipe II
fue un hombre muy enfermizo, hecho causado muy probablemente por los parentescos
que existían entre sus antepasados y las enfermedades que muchos de estos
tenían.
Se puede decir que este tenía dos caras:
Frente al reino se presentaba como un hombre serio y trabajador ya que se tomaba muy enserio su profesión, ocupándose de
sus asuntos sin descanso y comprobando así que todo estuviese correcto. También era desconfiado, tal y como le había aconsejado su padre Carlos I,
hasta el punto de ser él el que se encargaba personalmente de revisar cada
documento. Además contrataba espías para que vigilasen a sus hombres de confianza.
Felipe era muy racional y prudente, pues
meditaba durante días hasta convencerse de que su decisión era la correcta para
no tener que rectificar en público, cosa que evitaba a toda costa para que sus
vasallos no pensaran que era débil y fácil de manejar. Era casero y sedentario,
esto se ve reflejado en sus escasos viajes fuera de España. Por último podemos
destacar su excesiva religiosidad.
Para Felipe II la religión estaba por encima de todo, pensaba en ella como el
elemento de unión de todos sus territorios.
Mientras que con su familia era atento, cariñoso y comprometido. El monarca estaba
enormemente agradecido con sus bisabuelos, abuelos y padres por haberle hecho
ese gran regalo, la herencia de sus territorios. Regalo que él se preocupó de mantener y proteger mediante sus
cuatro matrimonios (el primero con María de Portugal, el segundo con María I
Tudor, reina de Inglaterra, el tercero con la francesa Isabel de Valois y el
último con Ana de Austria). Felipe II como he mencionado anteriormente era
atento y cariñoso con su familia, esto lo podemos ver en las cartas que
escribía a sus hijas en las que les decía lo que las añoraba.
Además era un hombre sobrio
y modesto, esto lo mostraba con
las ropas que vestía y también con los lugares que frecuentaba para “divertirse”, asistía a los
espectáculos que ofrecía el Santo Oficio, tales como autos de fe.
RETRATO DE FELIPE II
Tenía numerosas aficiones, tales como, los libros, la
pintura, el coleccionismo de obras de arte, relojes, armas, reliquias…, y muy
especialmente la arquitectura. También le gustaba cazar y pescar. Por último y
como algo que llama la atención es que el monarca estaba interesado en el
esoterismo y la Alquimia.
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