jueves, 4 de abril de 2013

 
 
 
CALVINO Y EL CALVINISMO
 
 
El calvinismo representa la segunda generación de reformadores que dieron al movimiento protestante la capacidad de rivalizar con la Iglesia de Roma.
 
Calvino (Jean Cauvin) nacio en Noyon (Francia) en 1509. De familia acomodada, recibió una educación esmerada. Se graduó en leyes en la universidad de Orleáns. En su formación, obtuvo influencias de los erasmistas y los luteranos.
 
En 1533 se ve obligado a huir de París tras ser acusado de redactar un sermón con caracter luteranista. Tras su partida de Francia se refugió en Basilea donde redactó su "Institución Cristiana" (1535), obra dedicada a Francisco I y de inspiración claramente luterana.
 
 
Fue en Ginebra donde entró en contacto con el reformador Farel, quien le convenció para que luchase por la reforma. Este proyecto no salió bien, y los reformistas tuvieron que abandonar la ciudad en 1538. También pasó algún tiempo en Estrasburgo, donde actuó como capellán de la colonia francesa y profesor de la escuela superior. Durante este período se dedicó a redactar sucesivas ediciones y ampliaciones de su "Institución Cristiana".
 
En 1541, como resultado de su creciente prestigio fue reclamado por los ginebrinos, ciudad en la que viviría hasta su muerte y en la que sentaría las bases y la organización de su nueva Iglesia. En la ideología calvinista, al igual que en la luterana, se basan en la teoría de la justificación por la fe: su Dios es señor indiscutible al que todo cristiano debe rendir vasallaje; pertenecer a su iglesia es el mejor signo de saberse predestinado a la salvación.
 
 
En la ciudad concebida por Calvino las "Ordenanzas de la Iglesia de Ginebra" establecían, entre otras cosas, las funciones de los "pastores", encargados de predicar, administrar el bautismo y ocuparse de temas disciplinarios. Las figuras del "diácono" y los "doctores" eran responsables de la enseñanza obligatoria. Su organización desterró el analfabetismo por medio de "escuelas" y "colegios", que se terminaron fundiendo para crear la "Academia".
Para controlar las posibles desviaciones de conducta se creo el "Consistorio", del que formaban parte síndicos y pastores. Esta institución tenía la obligación de velar por la ortodoxia, por la moral y las conductas; todo lo que no apareciese en las Sagradas Escrituras debía prohibirse, creando así un estilo de vida reprimido, lo que derivó en numerosas protestas en ciertos sectores.
 
 
Tras la muerte de Calvino su obra fue continuada por su sucesor Teodoro de Beza (1519-1605).
 
 
Además del desarrollo de la imprenta, lo que más ayudó a la expansión del calvinismo fueron las circunstancias políticas y económicas de los diferentes territorios por los que se extendió, en general países con monarquías absolutas y un clero débil y poco letrado.
En Francia la debilitación de la monarquía animó a los calvinistas pertenecientes a la aristocracia francesa a convertirse en el partido anticatólico de los Hugonotes.
En Escocia y los Países Bajos el calvinismo se extendió rápido. En este último país, el máximo representante fue Guy de Bray, autor de la "Confesio Bélgica" (1561).
Y en Roma el calvinismo arraigó con fuerza de la mano de John Knox.
 


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