Utilizando esta sorprendente noticia como coyuntura, me gustaría compartir con los lectores un artículo que escribí en Febrero del 2011 para El País de los Estudiantes (en su versión online). Este artículo servirá para hacer una aclaración sobre por qué considero que el hecho de que Corea del Norte entable relaciones económicas con un país tan democrático y desarrollado como Suiza es, cuanto menos, inquietante. Para ello me remito a la época en la que éste fue escrito; la etapa de Kim Jong-il al frente del mando político y económico del país.
Espero que disfrutéis de la lectura de este artículo, os lo dejo a continuación:
La
máscara más perfecta del mundo; Corea
del Norte
¿Qué
le sugieren los términos democracia, potencia nuclear, disciplina, y
poderío militar al hablar de un país? Seguramente piense en algunos
de los más destacados y desarrollados países del mundo, como
pudieran ser EEUU o Japón. Sin embargo no me refiero a las grandes
potencias, ni siquiera a aquellas que empiezan a emerger. Les hablo
de la República Popular
Democrática de Corea,
es decir, la hermética y desconocida (aunque no por ello menos
problemática) Corea del Norte.
No
piense que, por tener el título de 'República' y 'Democracia' este
país es merecedor de su significado. De hecho sus bases políticas
se asientan sobre los pilares de la dictadura y la 'adoración' a su
actual líder supremo, Kim
Jong-il. Tanto es así, que el 'Gran Dirigente' ha convertido al país
al que representa en uno de los más cerrados e incomunicados del
mundo, disfrazando esta situación de puertas para adentro como una
manera de proteger las mentes de los ciudadanos de la 'corrupción'
de los países e instituciones que no son del agrado del dictador.
Otra manera para conseguir aislar más todavía a Corea del Norte del
resto del mundo es la posibilidad casi nula de penetrar en el país y
la enorme cantidad de restricciones a las que se ven sometidos los
que consiguen traspasar sus fronteras (se prohíbe cualquier tipo de
instrumento que pueda grabar y enviar simultáneamente, drogas,
alcohol o publicidad, entre otras cosas; ya que éste es un país
comunista).
Es
imposible pensar en la existencia de partidos políticos alternativos
a la autoridad del Líder. De hecho, cualquier revuelta que
manifieste ideas contrarias a las suyas es duramente reprimida y se
conciencia constantemente a los ciudadanos de que su mejor modo de
vida es el de la sumisión y el patriotismo extremo. Una muestra de
este patriotismo es el enorme y perfectamente adiestrado ejército
que tiene bajo su control Kim Jong-il, reconocido como el cuarto más
grande del mundo y el primero en cuanto a gastos y preparación (en
relación a su PIB). No obstante su poder militar no es lo único
capaz de intimidar e incluso poner en peligro a gran parte del
planeta. Si por algo destaca Corea del Norte es por su arsenal y
fábricas dedicadas a armamento nuclear. Tan grande es su capacidad
destructiva, por el gran número de armas que posee, que países
fuertes militarmente están viendo peligrar su existencia en caso de
un conflicto directo y violento contra este país. Aunque se han
llegado a acuerdos sobre el uso de este material bélico y se ha
conseguido limitar su uso al intimidatorio, conocemos el beneficio
económico que está suponiendo el mercado de las armas para Corea
del Norte al hacer negocios sucios con Irán.
Todo
esto no ha hecho más que acrecentar el recelo y las rivalidades con
EEUU, Rusia, la Unión Europea, China, Japón y sobre todo, con su
vecina, Corea del Sur, con la que mantiene una relación muy tirante
desde el inicio de la Guerra de Corea (1950-1953), consecuencia de la
Guerra Fría, de la cual surgieron como dos países independientes,
separándose la zona norte de la zona sur y dejando una franja
bastante amplia de territorio sin poblar para evitar constantes
ataques mutuos.
Desde
aquel suceso, y aunque firmado un armisticio, las provocaciones y
amenazas de Corea del Norte a Corea del Sur no han cesado, la muestra
está en los dos sucesos más sonados de estos enfrentamientos: el 26
de Marzo de 2010 el gobierno surcoreano informó del hundimiento de
un buque perteneciente a su ejército debido a un torpedo que
provenía, según se cree, de una nave norcoreana. Este ataque
provocó la desaparición de más de 40 tripulantes que todavía no
han sido encontrados, lo que nos recuerda a enfrentamientos similares
que tuvieron lugar en 1999 y en 2002. Sin embargo, el ataque más
grave llevado a cabo por Corea del Norte desde la firma del
armisticio con su vecina en 1953 tuvo lugar el 23 de Noviembre de
2010 en una isla surcoreana, sobre la cual dejaron caer más de un
centenar de proyectiles de artillería. El balance de las víctimas
fue de cuatro muertos y cerca de veinte heridos graves.
A
pesar de que apenas se cuentan con datos sobre los movimientos
fiscales y comerciales de Corea del Norte (pues ésta no pertenece ni
al Fondo Monetario Internacional ni al Banco Mundial) se sabe que su
situación económica no ha hecho más que empeorar desde los años
noventa. Gran parte de la población sufre desnutrición, aunque,
sorprendentemente, países como Japón, EEUU y sobre todo, Corea del
Sur contribuyen mediante ayuda humanitaria para que lleguen alimentos
y medicinas a Corea del Norte.
Es
sorprendente que, pasando por alto todos los años de conflicto entre
ambos territorios, Corea del Sur, principal afectada por los desaires
y pataletas de su vecina, siga siendo la principal benefactora de su
mayor enemiga. Dejando a un lado los rencores para dar ayuda a todos
aquellos inocentes que, al igual que ellos, son víctimas del
gobierno autoritario de Kim Jong-il.
Todo
esto nos hace reflexionar y darnos cuenta de que, si bien es cierto
que hay (y posiblemente seguirán habiendo) países con gobiernos
dictatoriales, población sometida y arruinada y armamento tan
poderoso que podría hacer temblar a cualquier país que supusiera un
obstáculo para ellos, también es cierto que todavía nos queda la
esperanza de ver un mundo mejor si todos dejamos a un lado nuestros
prejuicios para poder ayudar a los que realmente nos necesitan y sólo
son víctimas de la ambición de sus gobernantes. Gobernantes que, al
igual que Kim Jong-il, esconden sus gobiernos de terror tras la
máscara más perfecta que se puede crear en el mundo; la mentira y
la hipocresía, unidas a unas ansias de poder que no entienden de
inocentes ni de vidas perdidas.