LA SOCIEDAD DE CLASES
En el siglo XIX, fruto de las revoluciones políticas y el
proceso de industrialización, nació la sociedad de clases. Esta estaba
organizada en clases sociales. En
concreto, la sociedad estaba dividida en tres clases sociales determinadas por
la renta, por lo que no eran grupos cerrados. Al contrario que en la sociedad
estamental, todas las clases contaban con la igualdad jurídica y la libertad de
los individuos ante la ley.
LAS CLASES SOCIALES
1.
CLASES ALTAS (BURGUESÍA)
En el siglo XIX se denominaba con el término burgués a
grupos muy diversos: la antigua nobleza estamental, los empresarios
(industriales, hombres de negocios, banqueros); los rentistas, que vivían de
los intereses de sus fortunas; los altos funcionarios; los intelectuales y los
profesionales liberales (abogados, médicos, etc.).
Los burgueses vivían en las ciudades, en los nuevos
barrios del ensanche; concedían gran importancia a las apariencias;
frecuentaban los clubes, salones y bailes; y se casaban entre ellos. Sus
valores llegaron a ser predominantes: el culto al trabajo, el ahorro y la
sobriedad como medios para alcanzar la prosperidad, y la exaltación de la
familia y el hogar.
2.
CLASES MEDIAS
La clase media alcanzó su gran desarrollo a partir de
este momento, ya que antes eran una escasa minoría urbana. Era un grupo
heterogéneo formado por artesanos que trabajaban en talleres (modistas,
herreros, carpinteros, etc.), pequeños comerciantes y propietarios rurales,
empleados públicos, profesores, etc. Su posición económica y su nivel de
instrucción eran superiores a los de las clases bajas e inferiores a los de los
burgueses.
Generalmente vivían también en los ensanches, aunque
ocupaban casas peores que las de los burgueses. Tenían un gran afán por imitar
en sus posibilidades la forma de vida de la burguesía.
3.
CLASES BAJAS
El proletariado
urbano
Esta nueva clase social la formaban los obreros
industriales. Trabajaban en fábricas, en labores que requerían poca
cualificación. Cobraban salarios reducidos (sobre todo mujeres y niños), sus
jornadas laborales superaban las doce horas en ambientes insanos y carecían de
seguridad social en caso de enfermedad, paro o jubilación.
Vivían en casas antiguas y pequeñas del centro urbano
o en los nuevos barrios surgidos junto a las fábricas, sin infraestructuras
(como alumbrado o transporte) y muy afectados por la contaminación.
Los
campesinos
A pesar de la industrialización, la mayoría de la
población seguía siendo campesina. Había grandes diferencias entre unas
regiones y otras:
- En el norte y el oeste de Europa la mayoría de los campesinos eran propietarios y fueron incorporando máquinas y nuevas técnicas de cultivo.
- En el sur de Europa, en las regiones latifundistas (Andalucía, sur de Italia), eran muy numerosos los jornaleros, campesinos a sueldo que cobraban un jornal escaso y tenían una vida miserable. En estas zonas las innovaciones de la revolución agrícola tardaron más en incorporarse.
- En el centro y este de Europa los campesinos sufrían la peor situación y muchos siguieron siendo siervos hasta la segunda mitad del siglo XIX.
Otras
ocupaciones
Uno de los grupos más numerosos era el formado por el
servicio doméstico, fundamentalmente femenino. A finales del siglo XIX una de
cada tres jóvenes inglesas, un millón y medio de personas en total, se dedicaba
a estas actividades en las casas de nobles, burgueses y clases medias. Los
criados y criadas cobraban un salario mísero, vivían en las buhardillas de las
casas en las que estaban empleados, trabajaban desde la madrugada hasta altas
horas de la noche y solo tenían una tarde libre a la semana.
DESIGUALDAD DE CLASES
LA VENDIMIA DE GOYA
La sociedad de clases concedía mayor grado de libertad a los
individuos, pero seguían existiendo grandes desigualdades, cimentadas no sobre
la ley ni la tradición, como en la sociedad estamental, sino sobre la riqueza y
la propiedad.
BIBLIOGRAFÍA:
RIÁNSARES LÓPEZ FERNÁNDEZ
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