martes, 28 de mayo de 2013

Corea del Norte y Europa

Aunque pudiera resultarnos difícil establecer una conexión clara y directa entre una de las grandes tiranías comunistas del mundo con los países democráticos de Europa, sin tener en cuenta factores como la distancia, la política, o las diferencias culturales, lo cierto es que recientemente se está empezando a vislumbrar un cierto acercamiento entre la polémica Corea del Norte y nuestro continente. Digo ésto porque, hace tan sólo un par de semanas, los medios de comunicación comenzaron a hacer pública la noticia de que Suiza, uno de los países más prósperos y desarrollados de Europa, había vendido durante el año 2012 importantes cantidades de armamento al régimen de Kim Jong-un.

Utilizando esta sorprendente noticia como coyuntura, me gustaría compartir con los lectores un artículo que escribí en Febrero del 2011 para El País de los Estudiantes (en su versión online). Este artículo servirá para hacer una aclaración sobre por qué considero que el hecho de que Corea del Norte entable relaciones económicas con un país tan democrático y desarrollado como Suiza es, cuanto menos, inquietante. Para ello me remito a la época en la que éste fue escrito; la etapa de Kim Jong-il al frente del mando político y económico del país.

Espero que disfrutéis de la lectura de este artículo, os lo dejo a continuación:


La máscara más perfecta del mundo; Corea del Norte


¿Qué le sugieren los términos democracia, potencia nuclear, disciplina, y poderío militar al hablar de un país? Seguramente piense en algunos de los más destacados y desarrollados países del mundo, como pudieran ser EEUU o Japón. Sin embargo no me refiero a las grandes potencias, ni siquiera a aquellas que empiezan a emerger. Les hablo de la República Popular Democrática de Corea, es decir, la hermética y desconocida (aunque no por ello menos problemática) Corea del Norte.

No piense que, por tener el título de 'República' y 'Democracia' este país es merecedor de su significado. De hecho sus bases políticas se asientan sobre los pilares de la dictadura y la 'adoración' a su actual líder supremo, Kim Jong-il. Tanto es así, que el 'Gran Dirigente' ha convertido al país al que representa en uno de los más cerrados e incomunicados del mundo, disfrazando esta situación de puertas para adentro como una manera de proteger las mentes de los ciudadanos de la 'corrupción' de los países e instituciones que no son del agrado del dictador. Otra manera para conseguir aislar más todavía a Corea del Norte del resto del mundo es la posibilidad casi nula de penetrar en el país y la enorme cantidad de restricciones a las que se ven sometidos los que consiguen traspasar sus fronteras (se prohíbe cualquier tipo de instrumento que pueda grabar y enviar simultáneamente, drogas, alcohol o publicidad, entre otras cosas; ya que éste es un país comunista).

Es imposible pensar en la existencia de partidos políticos alternativos a la autoridad del Líder. De hecho, cualquier revuelta que manifieste ideas contrarias a las suyas es duramente reprimida y se conciencia constantemente a los ciudadanos de que su mejor modo de vida es el de la sumisión y el patriotismo extremo. Una muestra de este patriotismo es el enorme y perfectamente adiestrado ejército que tiene bajo su control Kim Jong-il, reconocido como el cuarto más grande del mundo y el primero en cuanto a gastos y preparación (en relación a su PIB). No obstante su poder militar no es lo único capaz de intimidar e incluso poner en peligro a gran parte del planeta. Si por algo destaca Corea del Norte es por su arsenal y fábricas dedicadas a armamento nuclear. Tan grande es su capacidad destructiva, por el gran número de armas que posee, que países fuertes militarmente están viendo peligrar su existencia en caso de un conflicto directo y violento contra este país. Aunque se han llegado a acuerdos sobre el uso de este material bélico y se ha conseguido limitar su uso al intimidatorio, conocemos el beneficio económico que está suponiendo el mercado de las armas para Corea del Norte al hacer negocios sucios con Irán.

Todo esto no ha hecho más que acrecentar el recelo y las rivalidades con EEUU, Rusia, la Unión Europea, China, Japón y sobre todo, con su vecina, Corea del Sur, con la que mantiene una relación muy tirante desde el inicio de la Guerra de Corea (1950-1953), consecuencia de la Guerra Fría, de la cual surgieron como dos países independientes, separándose la zona norte de la zona sur y dejando una franja bastante amplia de territorio sin poblar para evitar constantes ataques mutuos.

Desde aquel suceso, y aunque firmado un armisticio, las provocaciones y amenazas de Corea del Norte a Corea del Sur no han cesado, la muestra está en los dos sucesos más sonados de estos enfrentamientos: el 26 de Marzo de 2010 el gobierno surcoreano informó del hundimiento de un buque perteneciente a su ejército debido a un torpedo que provenía, según se cree, de una nave norcoreana. Este ataque provocó la desaparición de más de 40 tripulantes que todavía no han sido encontrados, lo que nos recuerda a enfrentamientos similares que tuvieron lugar en 1999 y en 2002. Sin embargo, el ataque más grave llevado a cabo por Corea del Norte desde la firma del armisticio con su vecina en 1953 tuvo lugar el 23 de Noviembre de 2010 en una isla surcoreana, sobre la cual dejaron caer más de un centenar de proyectiles de artillería. El balance de las víctimas fue de cuatro muertos y cerca de veinte heridos graves.

A pesar de que apenas se cuentan con datos sobre los movimientos fiscales y comerciales de Corea del Norte (pues ésta no pertenece ni al Fondo Monetario Internacional ni al Banco Mundial) se sabe que su situación económica no ha hecho más que empeorar desde los años noventa. Gran parte de la población sufre desnutrición, aunque, sorprendentemente, países como Japón, EEUU y sobre todo, Corea del Sur contribuyen mediante ayuda humanitaria para que lleguen alimentos y medicinas a Corea del Norte.

Es sorprendente que, pasando por alto todos los años de conflicto entre ambos territorios, Corea del Sur, principal afectada por los desaires y pataletas de su vecina, siga siendo la principal benefactora de su mayor enemiga. Dejando a un lado los rencores para dar ayuda a todos aquellos inocentes que, al igual que ellos, son víctimas del gobierno autoritario de Kim Jong-il.

Todo esto nos hace reflexionar y darnos cuenta de que, si bien es cierto que hay (y posiblemente seguirán habiendo) países con gobiernos dictatoriales, población sometida y arruinada y armamento tan poderoso que podría hacer temblar a cualquier país que supusiera un obstáculo para ellos, también es cierto que todavía nos queda la esperanza de ver un mundo mejor si todos dejamos a un lado nuestros prejuicios para poder ayudar a los que realmente nos necesitan y sólo son víctimas de la ambición de sus gobernantes. Gobernantes que, al igual que Kim Jong-il, esconden sus gobiernos de terror tras la máscara más perfecta que se puede crear en el mundo; la mentira y la hipocresía, unidas a unas ansias de poder que no entienden de inocentes ni de vidas perdidas.

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